San Nicolás de los Arroyos o simplemente San Nicolás es una pequeña ciudad de poco mas de 130 mil habitantes, ubicada en la frontera nor-oeste de la provincia de Buenos Aires.
Detuve mi marcha en una estación de servicio, llené el tanque de combustible y entré al "mini-shop" por un café, cuando me senté, tomé el periodico y revisé los clasificados, encontré un aviso que decía: "Se necesita investigador privado" y debajo un número de celular como única referencia, la intriga me carcomió por dentro y definitivamente, fuese lo que fuese, necesitaba ese trabajo.
Por suerte nadie había llamado por el aviso y mi cliente me concedió una cita en su casa, así que ese mismo día antes de las 3 de la tarde me encontraba tomando té en una refinada mansión del barrio mas caro de la ciudad. Mi cliente era el señor Juan José Regada, de aporximadamente 75 años de edad.
Juan José Regada gerenciaba una cadena importantes de supermercados en la ciudad, durante la epoca del 2001 había casi quebrado pero su suerte había cambiado notablemente cuando, dos años mas tarde, había sacado el premio gordo de navidad con la lotería nacional, desde aquel momento se dedicó exclusivamente a hacer crecer su capital convirtiéndolo en, por poco, el hombre mas adinerado de la ciudad.
Cuando llegué me pareció extraño que uno de los hombres más adinerados de la ciudad necesitara de un investigador privado y que para ello publicara tan solo un aviso clasificado en el diario local, pero, por experiencia no me adelanté a sacar conclusiones apresuradas y esperé a escuchar lo que el señor Regada tenía para contar.
El caso es que hacía 4 años el señor Regada había mantenido unas negociaciones con la familia Spinola, los Spinola no era esa clase de familia con la que uno se junta a comer asados los domingos, la familia Spinola no era nada mas y nada menos que una organizacion mafiosa que operaba organizadamente en diversas partes del país.
La semana pasada cuando su chofer lo traía de un concierto que había tomado lugar en el teatro Municipal fue embestido por un auto, el cual no pudo reconocer, y de él habían descendido 2 individuos fuertemente armados que balearon su coche y asesinaron al empleado, habiéndose salvado el sólo por casualidad.
Desde ese día tomó como precaución no salir de su casa, lo que inmediatemente esclareció el hecho de porqué había decidido concretar la cita en su hogar.
Por otra parte, me explicó, de que si el no se esquivocaba y los Spinola estaban detrás de esto, la policía y demás autoridades de la ciudad probablemente estarían "compradas" y por lo tanto no podía contar con ellos, además prosiguió, esa mañana cuando recivió mi llamado y supó de que sólo estaba de paso por San Nicolas no perdió el tiempo y concreto la cita, yo era exactamente el hombre que necesitaba, un forastero.
Después de más de una hora de charla intenté de que el señor Regada por fin explicase que era lo que pretendía de mi, puesto que aún, mas allá de los eventos que me había descrito, y aunque ya me parecía obvio, no había esclarecido lo que el en realidad esperaba de mi.
Como era de suponerse necesitaba que hechara luz sobre el asunto del tiroteo de la semana anterior, necesitaba el nombre del que había dado la orden del ataque y los "porqué" del mismo, me aclaró que estaba totalmente desorientado, además agregó que las deudas con la familia Spinola habían quedado totalmente saldadas y por lo tanto no podía descifrar que era lo que estaba sucediendo.
Le expliqué que por mas que quiciese ayudarlo no sabía por donde empezar y necesitaba urgentemente algun indicio para poder así darle luz verde a la investigación, fue entonce cuando metió su mano al bolsillo y sacó una caja de cerillos, en la cubierta de la misma decía: "Bunny Club".
Mientras que algunos capítulos se pueden empezar a leer en cualquier momento, otros, están divididos en "partes", usá la sección "Casos Anteriores" (ubicada a tu derecha) para así no perder el hilo de la historia...
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1 comentario:
No sabes en que te mestiste pibe, mejor nunca haber aparecido por San Nicolas de los Arroyos. Cuidate.
Carlos "el chango" Spinola
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