Mientras que algunos capítulos se pueden empezar a leer en cualquier momento, otros, están divididos en "partes", usá la sección "Casos Anteriores" (ubicada a tu derecha) para así no perder el hilo de la historia...

sábado, 2 de febrero de 2008

II) Bloody Rage (Parte 2)

La caja de cerillos la había tomado del suelo, momentos después del ataque que había recivido cuando volvía a su hogar la semana pasada, sospechaba que se le había caído a alguno de los asesinos y que por consiguiente, el "Bunny Club" debía de ser uno de los lugares que estos frecuentaban.

En lo personal, la investigación del caso, ya había comenzado, le expliqué por último que involucrarme con este tipo de gente era una tarea peligrosa y que por lo tanto mis aranceles iban a aumentar un poco, a lo que respondió, "el dinero no es un problema".

El "Bunny Club" era un club muy popular en la zona, se encontraba en la rivera norte de la ciudad, esa noche San Nicolás estaba cubierta por la bruma, el cielo poco a poco se iba cerrando y el olor a ozono anunciaba una lluvia inminente, a las 00:45 de la madrugada me estacioné a unos metros de la entrada, por la vereda de en frente.

La gente que frecuentaba el club no era cualquier clase de gente, solamente los mas adinerados tenían cabida, en la entrada un patovica controlaba los carnet de socio, mi entrada no iba a ser sencilla.

Como era de esperarse (o de verse en cualquier película de Hollywood) rodeé la construcción con la intención de entrar "por detrás".

El callejón trasero es siempre mas lúgubre de lo que uno espera, el frío viento de la noche columpiaba la única luz que se mantenía encendida en la callejuela, podía escuchar el motor de un camión recolector de basura cerca aunque no podía decir exactamente donde y en conjunto con el rechinar de la oscilante lámpara interpretaban una inquietante melodía de tristeza pero que de alguna forma inspiraban tranquilidad.

Pero la paz duró poco, por la puerta trasera del boliche asomaron 3 personas, 2 parecían ser personal de seguridad del antro, el tercero, sin duda, su rehén, rapidamente me oculté detrás de un contenedor,veía que discutían pero la sirena del camión de recolector que al parecer ahora empezaba hacer marcha atrás no me permitía escuchar sobre que, la situación se puso tensa, uno de los patovicas sacó un arma, y de otro bolsillo un silenciador, el hombre suplicaba por su vida, pero los matones rompieron en risas maniáticas y le obligaron a arrodillarse, el que estaba armado enroscó el silenciador y sin titubear le descargó varios disparos en la cabeza, el segundo lo pateó y luego lo cargó al hombro, caminó unos metros y lo arrojó en el compartimiento trasero de una camioneta, luego saludó a su cómplice y volvió adentro del club.

El que había gatillado miró hacia todos lados, guardó el arma y se subió a la camioneta, la puso en marcha y abandonó la escena, esperé por unos segundos y cuando me aseguré de que no había nadie cerca volví a mi automóvil y me dispuse seguirlo.

Seguir a alguien sin ser visto era tarea de todos los dias en mi oficio por lo cual no constituyó un gran esfuerzo.

Primero pasamos por un distrito policial en donde el sujeto bajó y entregó una balija al oficial que montaba guardia en la puerta, posteriormente confirmé mis sospechas, el portafolio era dinero para coimas, Regada tenía razón, no podía confiar en las autoridades locales.

Luego nos dirigimos a una parte apartada de la ciudad, no lo pude seguir mucho más ya que abandonó la ruta principal y bajo hacia el río por un camino de tierra, sin lugar a duda me hubiese descubierto si lo seguía, igualmente esperé a unos metros estacionado al costado de la ruta camuflado por la oscuridad y en 30 minutos la camioneta volvió a asomar por le mismo camino que había desaparecido y retomó su rumbo hacia la ciudad por la ruta prinicipal, nuevamente emprendí mi cometido.

Aproximadamente 15 minutos después arribamos al centro de San Nicolás, el sujeto aparcó en un viejo edificio abandonado, descendió y se internó en las ruinas de la construcción, la persecución había terminado, si quería saber más ahora tendría que seguirlo a pie.

Bajé del auto, abrí el maletero y deslicé el pestillo oculto que lo descubrió, ahí estaba, mi "arsenal de caza", como me gustaba llamarlo, más adelante entraré en detalle, el caso es que tan solo tome la Heckler & Koch USP compacta, le adicioné la linterna y me me interné en el edificio también.

No hay comentarios: